Se
marchita un amor como una rosa.
La ceniza le va ganando espacio,
la tristeza se filtra muy despacio
en la flor- que resiste- tan airosa.
Pero el pétalo cede lentamente
y declina su porte sobre el tallo,
lo sojuzga el ardiente sol de mayo,
lo derrotan los fríos reincidentes.
Y se muere el amor –que no era eterno-
y se vuelve una alfombra de jazmines.
No los juntes, dejalos, no te inclines…
Nadie puede frenar a los inviernos.
La ceniza le va ganando espacio,
la tristeza se filtra muy despacio
en la flor- que resiste- tan airosa.
Pero el pétalo cede lentamente
y declina su porte sobre el tallo,
lo sojuzga el ardiente sol de mayo,
lo derrotan los fríos reincidentes.
Y se muere el amor –que no era eterno-
y se vuelve una alfombra de jazmines.
No los juntes, dejalos, no te inclines…
Nadie puede frenar a los inviernos.
El que sabe esperar, no desespera,
apostando a una nueva primavera.