Se fue, y sentí una pena extraña,
una especie de burbuja de tristeza
inundándome la sangre sin sorpresa,
y sellando su recuerdo hasta la entraña.
Su paso, les confieso, no fue en vano,
la marca de su abrazo, su memoria,
refleja un volantazo, que en mi historia
no deja de hacer surco en suelo llano.
Al irse, su analecta desgajada
dejó mi piel sin miel, sin sol, sin fuego,
y toca en su confín, por fin, el suelo
mi sueño, que en las nubes habitaba.
Soy cuño de pasión desdibujada,
ventisca, bruma, arena insustancial,
que aún entre sus lágrimas de sal,
prioriza amar… sin haber sido amada.
Aquel amor... ¿haré mal en decirlo?
que aunque se ha ido, fue hermoso concebirlo.
¿Haré mal en decirlo...?
que aunque se ha ido, fue hermoso concebirlo...