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CANCIÓN DE CUNA PARA UN GRAN AMOR

Se le durmió entre los brazos
de a poco, como se queda
dormido el sol en los anchos
pasillos de las veredas.

Ella tardó cien mil lágrimas
y un despecho en darse cuenta.
Y lo contó bellaqueando
a pocos… y a duras penas.

Se le durmió para siempre
con una mansa tibieza,
con un reflejo de otoño,
con un perfil de hoja seca.

Se le durmió sin palabras,
sin un ¨por qué¨, sin protestas,
acurrucándose lento
en el colchón de sus piernas.

Ella intentó despertarlo
con el compás de un poema,
pero el ¨tan tan¨ repetido
se diluyó entre las piedras.

(Cualquier tañido que nace
 pero no encuentra respuesta,
se pierde mientras avanza
sin importar cómo empieza…)

Dios sabe cuánto ella quiso
desentrañar la manera
para que el propio dolor
también –así- se durmiera,

pero las penas no ceden
tan fácil… ¡son más arteras!
y a veces, es para siempre
que permanecen despiertas.


  Tu Amor se durmió en sus brazos,
 ¡y no hay una sola enmienda!
que le sirva de consuelo
para acunar la tristeza.

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POEMA REDUNDANTE

¨Es mejor ser rey de tu silencio, que esclavo de tus palabras¨ William Shakespeare Mule City,  25 de junio de 1612 ______________________  I ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué más podría escribir que todo lo que te he escrito…? ¿...? Va casi un lustro, y es claro que no se ha inventado el río capaz de apagar el fuego, cuando ese fuego es divino. Que no hay tormenta ni obstáculo, pantano, muralla, sismo que logre desenraizar la fibra de este amor mío. Un árbol que mal nació intrincado y retorcido, no siempre amaina su fuerza por haber errado el tino; al contrario, más se prende, multiplicando los bríos y extendiendo sus raíces a niveles infinitos. II ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué podría sorprenderte…? ¡Con todo lo que te he escrito! ¿...? No he escatimado recursos, imágenes, cartas,  libros, sitios web, redes sociales, para mostrarte con signos, mi franca moción de entrega, mi volcán de desatinos, mi corazón en bandeja, mi vendaval

UNA EXCEPCIÓN

  Yo que a nadie denuncio. Yo que no rezo. Que no pongo las manos en el fuego. . Yo que en nada milito. Yo que no apuesto ni vida ni tesoros a ningún credo. . Yo que marcho en contrario a los supuestos. Yo que hago apología del desacierto. . Que en la lid de los héroes no aspiro a un puesto. Que si veo Molinos no los enfrento. . Que en las tierras del justo no hago cimientos. Y que olvido las líneas del padrenuestro. . Yo que escondo la mano. Y no doy el ejemplo. Y no impugno ni afirmo. Y no corro, ¡vuelo! . Que abandono en mitad de la guerra a mi ejército. Y que niego tres veces, como Pedro. . Que trafico emociones a sobreprecio. Que jamás me pronuncio ni me juego. . Que no tengo bandera. Ni conciencia. Ni méritos. Pongo el dedo en los clavos y no creo. . ¿ Y si juro que sumo ? ¡ Resto ! . ¿ Y si digo que voy ? ¡ Vengo ! . . Yo, vacía de gracia. Yo que no intento modificar el mundo, ni protegerlo, . . hubiera dado todo 《lo que no tengo》 por oír(te) decir(me) Te quiero. . . . . . . . .