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EL CUENTITO ENCANTADO






¡ENCANTADO! y agradecido
tendrías que estar vos,
de que ELLA (todavía) te quiera...







NACER, VIVIR Y MORIR ENCANTADO...








I


Era invierno en ciernes y hacía frío.
Si lo que les voy a contar hubiera ocurrido sobre alguno de los valles de Nishapur en Alejandría, merecería formar parte del Libro de las Mil y Una Noches, pero no...
Sucedió en los confines polvorientos del sur, en un pueblo * ¨de cuyo nombre no quiero acordarme¨.
Tampoco puedo- ni debo- señalar el año en que acaecieron los hechos.


La casa era de barrio, el barrio era de gente trabajadora.
Había un brasero entibiando el ambiente, unos cuantos muebles limpios y ordenados, olor a pan horneado hace poco y vapor de café escapándose de la vieja cocina.


También había una cuna con impecables sábanas blancas y un bebé recién nacido durmiendo en su interior, con extrema quietud.
(Ya de chiquito pintaba para tranquilito…)


Mientras el padre servía un poco de café en una jarrita, la madre observaba a su hijo con la misma adoración y éxtasis con los que San Juan de la Cruz hablara en sus místicos versos.




II


De repente, seis luces invadieron la penumbra y sorprendieron a ambos esposos.
Las seis chispas ¨seseantes¨ en continuo movimiento, cobraron en un tris forma de hadas.


El asombro de la joven pareja la obligó a tomarse fuertemente de la mano, dar un paso hacia atrás en forma brusca y guardar silencio, para tratar de hilvanar una explicación lógica ante tan fantástico suceso.
Los ojos no daban crédito a la escena y la cuota de temor iba en aumento.


Las inquietas haditas se acercaron a la cuna, su imagen en conjunto representaba a un arco iris incompleto, pero graciosamente luminoso.
Guardaban la apariencia de princesitas jóvenes y bellas, y eran todas iguales, como clonadas, a excepción del color de sus preciosos vestidos.


El bebé no se movió.
(Ya de chiquito pintaba para tranquilito…)


En un acto solemne pero simpático, impusieron sus varas mágicas sobre el pequeño, pronunciando las siguientes palabras:


Dijo el Hada Azul :
- ¨Vivirás mirando la luna…¨


Dijo el Hada Roja:
- ¨Serás una bestia en la cama…¨


Dijo el Hada Naranja:
- ¨Por más de que se esmeren, no será fácil sacarte el jugo…¨


Dijo el Hada Verde:
- ¨Jamás te darás cuenta de la manera en que te quieren, aunque te caigas de maduro... ¨


Dijo el Hada Violeta:
- ¨El violeta se forma con el azul y el rojo…¨


Dijo el Hada Añil: -
¨Toda aquella pobre santa que te ame, tendrá asegurada una parcela V.I.P. en el Cielo, sin tener que hacer siquiera escala o un vuelo rasante sobre el Purgatorio.¨




A las imposiciones, le siguieron seis misteriosas sonrisas, y a las sonrisas una nueva transformación al original estado de luz, un movimiento rápido y la ágil huida a través de la hendijita de una ventana.


Pero faltaba un hada.


La séptima.




III


Una lucecita titilaba en un rincón oscuro del comedor.
El matrimonio pensó que era un bichito de luz, pero la mal rotulada luciérnaga voló hacia la cuna y obró la misma transformación que tanto los sorprendiera momentos antes.


La séptima hada era algo extraña, y no se parecía a las anteriores.


Llevaba un jean azul roto a propósito en las rodillas, que a simple golpe de ojo era un número más chico que su talle, zapatillas negras marca NIKE, y una camiseta futbolera re-linda del Barça , un modelito viejo, pero precioso, toda dorada, con el escudito en el pecho (también NIKE) que una tía soltera le había traído hacía unos cuaaaaantos años de Europa.


Raudamente, se acercó a la cuna e impuso su varita mágica.


El bebé tampoco se dio por enterado.
(Ya de chiquito pintaba para tranquilito…)


El hada (que era toda flaquita y Amarilla) pelito, piel, ojitos…(toda amarillita, así, paliducha...) se dirigió al niño, con tonito más jocoso que protocolar, y dijo:


- Vivirás en paz hasta la mitad de tu vida.


- A partir de la segunda mitad, una aciaga tarde de verano, te chocarás sin haber hecho mérito alguno, con una mujer que se enamorará perdidamente de ti. (Otra más…)


- Pensarás que es como las otras.
Te equivocarás de acá a la China.


- Creerás que ella está completamente loca.
Tu creencia será acertada.


- Apostarás por que ella nunca cometería el delirio de cruzar la Vía Láctea para verte.
Perderás la apuesta.

- La dama en cuestión, y su equipaje, serán más complicados que dos pulpos jugando a la play station con un sólo joystick.


- Ella- incluso antes de conocerte- te dirá que te ama y que ese amor durará para siempre.


- Al principio no le creerás
(ella tampoco lo creerá al principio)
(amigos tuyos no lo creerán al principio)
(amigos de ella tampoco lo creerán al principio)
(nadie lo creerá al principio...),
pero con el transcurrir cansino de los años, todos caerán en la cuenta de que ese amor es genuino, lo que no traerá otra consecuencia, que más complicaciones todavía.


- Tratarás de huir de ella por todos los medios conocidos, y los desconocidos también.


- Intentarás ignorarla, despreciarla, maltratarla, desairarla y muchos otro ¨ARLA¨ , sin lograr que ella se desenamore.

- Te olvidarás sistemáticamente de la fecha de su cumpleaños y no sentirás remordimiento alguno al respecto, sin lograr que ella se desenamore.


- Asimismo, como recurso válido para sacártela de encima, aceptarás –bellaqueando- pero aceptarás : conocerla, verla, atenderla, comprenderla, contenerla y algunos otros ¨ERLA¨, sin lograr que ella se desenamore.


- Deberás cargar el peso de su amor por toda tu existencia, y después de muerto, también…

- Pero antes de pasar a mejor vida, un día... - el que menos imagines y/o esperes y/o sospeches- finalmente, tú también te enamorarás de ell... (¡ PUF !)
La vara mágica se quedó sin pilas justo en esta parte, antes de que se completara el último ítem del hechizo :/
(Suele pasar en las mejores familias)










Luego de haber pronunciado tan tremendo y sentencioso hechizo, el hadita (disfrazada de Messi con peluca) suspiró profundamente.


El bebé tampoco se dio por enterado de ésto.
(Ya de chiquito pintaba para tranquilito…)




IV


Alertados por la gravedad del asunto, en la Eternidad, los espíritus de los sabios se compadecieron ante tan terrible hechizo, por lo que se acercaron a la cuna, solidarizándose con los desmoralizados padres, y emitieron con sus sabias voces, sus respetables opiniones, imponiendo, a su vez, las manos sobre el bebé.


El espíritu de Heine, dijo:


-¨Esa mujer te amará eternamente, y también después.¨


El espíritu de Sócrates dijo:


-¨Deberás temer más al amor de esa mujer, que al odio de un hombre.¨


El espíritu de Homero dijo:


¨Te compadezco, pibe, ni te imaginás LA ODISEA que te espera...¨


El espíritu de Jorge Luis Borges dijo:


-¨Es el amor, tendrás que ocultarte o que huir, es el amor, con sus mitologías inútiles, tendrás que ocultarte, o que huir…¨


El espíritu de Shakespeare dijo:


-¨En una de ésas tenés suerte, y antes de que termine de enloquecerte, la mina hace la ¨gran Julieta¨ y se suicida…¨


El espíritu de Alfonsina Storni dijo:


- ¨Siempre te va a quedar la esperanza de que tu enamorada se dedique a escribir poesía, tenga un mar cerca… y le agarren ganas de dormir sobre las sábanas terrosas y el edredón de musgos escardados.¨

El espíritu de Larguirucho, dijo - mirando al Hada- :



-¨ Nunca falta alguien que sobra...¨


El espíritu de Topi, el amiguito de Larguirucho dijo- mirando al nene:


-¨¡Pobrecito! ¡Pobrecito! ¡Pobrecito!¨




Habiendo concluido con sus doctos conceptos, los espíritus de los sabios desaparecieron, emulando al viento que huye por las ventanas.


El bebé tampoco se dio por enterado de todo ésto.
(Ya de chiquito pintaba para tranquilito…)




V


La mamá del niño miró a la Hada Amarillita con resignación y cierto atisbo de tristeza.


- ¡No se me queje, Doña! - se apuró a advertir la pequeña alada- Ése es el precio que deberá pagar por haber traído al mundo a un varón irresistible...


La mujer atinó a una última pregunta:
-
- Antes de desaparecer, Hada Amarillita, dime por favor, ¿cuándo y de qué modo se logrará romper este hechizo?


La respuesta no se hizo esperar:




- NUNCA y de NINGUNA MANERA.






Y ¡ puf ! desapareció.







N. de la A. :

Algunas versiones afirman que al día de la fecha, el protagonista de esta historia no se ha enterado ni se ha inmutado ni preocupado ni ocupado ni afectado ni compungido ni ná, con relación a las derivaciones del terrible hechizo del que fuera víctima.


(Ya de chiquito pintaba para tranquilito...)



En FIN ...

REFERENCIAS (no tan) ÚTILES:


* esta línea es de Miguel de Cervantes, o mejor dicho, de don Alonso Quijano.


AGRADECIMIENTOS




AGRADECEMOS A LAS EMPRESAS QUE HICIERON POSIBLE LA PUBLICACIÓN DE ESTE CUENTO.

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POEMA REDUNDANTE

¨Es mejor ser rey de tu silencio, que esclavo de tus palabras¨ William Shakespeare Mule City,  25 de junio de 1612 ______________________  I ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué más podría escribir que todo lo que te he escrito…? ¿...? Va casi un lustro, y es claro que no se ha inventado el río capaz de apagar el fuego, cuando ese fuego es divino. Que no hay tormenta ni obstáculo, pantano, muralla, sismo que logre desenraizar la fibra de este amor mío. Un árbol que mal nació intrincado y retorcido, no siempre amaina su fuerza por haber errado el tino; al contrario, más se prende, multiplicando los bríos y extendiendo sus raíces a niveles infinitos. II ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué podría sorprenderte…? ¡Con todo lo que te he escrito! ¿...? No he escatimado recursos, imágenes, cartas,  libros, sitios web, redes sociales, para mostrarte con signos, mi franca moción de entrega, mi volcán de desatinos, mi corazón en bandeja, mi vendaval

UNA EXCEPCIÓN

  Yo que a nadie denuncio. Yo que no rezo. Que no pongo las manos en el fuego. . Yo que en nada milito. Yo que no apuesto ni vida ni tesoros a ningún credo. . Yo que marcho en contrario a los supuestos. Yo que hago apología del desacierto. . Que en la lid de los héroes no aspiro a un puesto. Que si veo Molinos no los enfrento. . Que en las tierras del justo no hago cimientos. Y que olvido las líneas del padrenuestro. . Yo que escondo la mano. Y no doy el ejemplo. Y no impugno ni afirmo. Y no corro, ¡vuelo! . Que abandono en mitad de la guerra a mi ejército. Y que niego tres veces, como Pedro. . Que trafico emociones a sobreprecio. Que jamás me pronuncio ni me juego. . Que no tengo bandera. Ni conciencia. Ni méritos. Pongo el dedo en los clavos y no creo. . ¿ Y si juro que sumo ? ¡ Resto ! . ¿ Y si digo que voy ? ¡ Vengo ! . . Yo, vacía de gracia. Yo que no intento modificar el mundo, ni protegerlo, . . hubiera dado todo 《lo que no tengo》 por oír(te) decir(me) Te quiero. . . . . . . . .