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TOCAR EL CIELO

I
Entre aquello que jamás dejamos ser
y las horas apagadas de la muerte,
sé que existe otro lugar donde la suerte
atesora sentimientos y placer,
el onírico rincón de lo indecible
que consuma los deseos imposibles.

II
Sin cubrirme con los mantos de Platón
ni vestirme con los fuegos de Quimera,
mi argumento justifica tanta espera
y compensa nuestros días de aflicción.
Si querés, llamale Cielo a ese paraje,
poco importan los colores del paisaje.

III
Si, ya sé, sobre tu cama se podría
explicar más claramente el postulado,
pero a tanto años luz es complicado…
y mi único recurso es la poesía.
Mientras haya un abnegado que la lea
pueda ser que finalmente alguien me crea.

IV
Si a través de las palabras es viable
perdurar en las personas que queremos.
¡Cuánto más puede lograr lo que sabemos
que es amor, fuente de luz inagotable!
No me acuses de delirios y porfía,
sólo trato de contarte mi teoría.

V
Hoy anduve entre los mármoles eternos
de mi pueblo, visitando a mi papá
y a mi tía Catalina, qué más da…
y me niego a sucumbir a los gobiernos
de los fosos infectados y mezquinos
regenteados por gusanos anodinos.

VI
No será un dogma de fe, es mi verdad.
Si no hay sangre y si no hay piel, habrá otra cosa,
pues la vida es demasiado pavorosa
para ¡encima! carecer de eternidad.
La creencia en un deleite sempiterno
cierra más que la del Cielo o el Infierno…

VII
El Edén no es patrimonio de La Biblia,
es un banco de caricias sin peaje
anhelando que nos suelten el cordaje,
las amarras, las cadenas, la vigilia;
y al aguardo de pasiones duraderas,
sin renuncias, privaciones ni fronteras.

VIII
No te dejes engañar por los rumores
que los siglos se encargaron de adornar.
¡Somos mucho más que: almas a juzgar!
Piso un cabo de manzana entre las flores
que seguro Adán tiró. Y ¡merecidas!
hay manzanas esperando ser mordidas.

IX
¿ Y si el alma perviviera con el don
de esgrimir los seis sentidos sin problema,
y subir hasta la cumbre más extrema
del placer eternizando su función?
¿Para qué penar doliente e infeliz
por un cuerpo que no dura más que un tris?

X
Voto entonces por espíritus sin duelo
que ad eternum permanezcan en alerta
con la máquina de amar siempre despierta
y las ganas de gozar en franco vuelo,
sobre un nuevo resplandor en que el verano
se corone como el Justo Soberano.

XI
Y de última, mi amor… si no es así…
qué ganamos con pensar que en un panteón
morirá mi desbocado corazón
renunciando a su latido (porque sí).
Si en la muerte comprobamos que he fallado
¿quién nos quita a esas alturas lo soñado?


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POEMA REDUNDANTE

¨Es mejor ser rey de tu silencio, que esclavo de tus palabras¨ William Shakespeare Mule City,  25 de junio de 1612 ______________________  I ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué más podría escribir que todo lo que te he escrito…? ¿...? Va casi un lustro, y es claro que no se ha inventado el río capaz de apagar el fuego, cuando ese fuego es divino. Que no hay tormenta ni obstáculo, pantano, muralla, sismo que logre desenraizar la fibra de este amor mío. Un árbol que mal nació intrincado y retorcido, no siempre amaina su fuerza por haber errado el tino; al contrario, más se prende, multiplicando los bríos y extendiendo sus raíces a niveles infinitos. II ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué podría sorprenderte…? ¡Con todo lo que te he escrito! ¿...? No he escatimado recursos, imágenes, cartas,  libros, sitios web, redes sociales, para mostrarte con signos, mi franca moción de entrega, mi volcán de desatinos, mi corazón en bandeja, mi vendaval

UNA EXCEPCIÓN

  Yo que a nadie denuncio. Yo que no rezo. Que no pongo las manos en el fuego. . Yo que en nada milito. Yo que no apuesto ni vida ni tesoros a ningún credo. . Yo que marcho en contrario a los supuestos. Yo que hago apología del desacierto. . Que en la lid de los héroes no aspiro a un puesto. Que si veo Molinos no los enfrento. . Que en las tierras del justo no hago cimientos. Y que olvido las líneas del padrenuestro. . Yo que escondo la mano. Y no doy el ejemplo. Y no impugno ni afirmo. Y no corro, ¡vuelo! . Que abandono en mitad de la guerra a mi ejército. Y que niego tres veces, como Pedro. . Que trafico emociones a sobreprecio. Que jamás me pronuncio ni me juego. . Que no tengo bandera. Ni conciencia. Ni méritos. Pongo el dedo en los clavos y no creo. . ¿ Y si juro que sumo ? ¡ Resto ! . ¿ Y si digo que voy ? ¡ Vengo ! . . Yo, vacía de gracia. Yo que no intento modificar el mundo, ni protegerlo, . . hubiera dado todo 《lo que no tengo》 por oír(te) decir(me) Te quiero. . . . . . . . .