¨Detrás de uno de los miles de disfraces,
estaba el amor de su vida.
Pero el suyo era un carnaval eterno
y las máscaras no caerían jamás.¨
Ernesto Parrilla
estaba el amor de su vida.
Pero el suyo era un carnaval eterno
y las máscaras no caerían jamás.¨
Ernesto Parrilla
La vida es una fiesta de disfraces,
las máscaras son múltiples. Se cuentan
los pasos con intrépidos compases
y un cambio de matiz por cada vuelta.
Felices los que logren encontrarse
alguna vez detrás de tanta greña,
de frente con los ojos que les marquen
el mapa del tesoro a ciencia cierta.
Felices mis pupilas y mi sangre
corriendo sin las bridas por las venas,
al verte entre el gentío, al encontrarte,
en medio de la trama más compleja.
Amor, que mucho tiene de cobarde,
más tiene de radar con doble antena,
y anuncia hasta en el mínimo detalle
la entrada ¨de su Rey¨, cuando este llega.
Yo siento el privilegio inmensurable
de haber hallado paga a tanta espera,
no todos pueden ver entre sus pares
a quien han de querer, y ¡no cualquiera!
percibe tras la máscara al que sane
con solo una mirada, tanta pena.
Y poco importa ya que te agazapes
o agencies mis dolores con tu ausencia,
me basta con el gozo de adorarte,
me alcanza con saber que estás muy cerca.
La gracia que me diste te resarce,
los versos que te escribo me compensan;
y en este sentimiento comparable
al mar, que más se ensancha , más se aleja,
las ostras dan lecciones con su arte
ganando ante el embate de la arena,
mostrando lo que todo el mundo sabe:
que sin daño en su núcleo…
no habría perlas.