Ir al contenido principal

LA SEÑAL



¨No existe un lugar donde corramos mayor peligro
que en la memoria de los demás.¨

P.B.Palacios (Almafuerte)


La gota había rebasado el vaso. Después de andar tantos caminos y jamás lograr ni siquiera divisar Roma, no era difícil suponerlo.
Muy decidido, se acomodó frente a la máquina de escribir y tecleó con furia:
¨¡ Maldita desagradecida, por fin te saliste con la tuya ! Ya podés festejar que me sacaste de encima…¨
Arrancó el papel y después de hacer un bollo, lo tiró al cesto.
Volvió a repetir la operación, con otra hoja bien situada y las diez yemas sobre las teclas:
¨ Te escribo por última vez. Nunca imaginé que tu indiferencia llegaría hasta este extremo. ¿ Cómo pudiste ignorar tanta ternura? ¿Cómo es posible que mi cariño no te hiciera mella? ¡Qué poco te hubiera costado hablarme de frente…!
Otro bollo apilado en el cesto de basura.
Con ademán automático y términos algo más suaves, ensayó un nuevo texto posible:
¨No puedo culparte por no quererme. Nadie elige ser o no ser el gran amor de alguien, ni decide amar o no amar.
Sé que los corazones no digitan sus latidos, y sin embargo, no puedo aceptar que no me hayas querido...¨
El bosquejo de carta tuvo idéntico destino que sus antecesores, pero arribó al cesto con menos violencia.
Definitivamente, el aporreo de las teclas en la máquina iba menguando la furia.
Al término de media hora, los bollos de papel arrugado llegaban a nueve.
Las frases de las cartas malogradas registraban todos los tonos: la ira, la desazón, la desesperación, la tristeza, la indignación, la resignación, la renuncia …
-Penosa analogía... - pensó- la de aquellas hojas abolladas con la de su abortada historia de amor y aún así, todavía le quedaban energías para intentar una décima carta.
Fue en ese instante cuando descubrió con cierto estupor que ya no había papel.
Por extrema meticulosidad y previsión, jamás se agotaba su reserva de hojas en blanco, pero había ocurrido. Justo esa noche, justo en ese momento.
Creyó interpretar un mensaje subliminal en esa carencia o quizás una señal. Una especie de mandato íntimo que le decía que nunca más debía volver a escribirle a ella.
Ya le había dicho todo.
Ya no quedaban cosas por decir...
Temió – ¡vaya si lo temió…!- no poder volver a escribir una sola palabra por mucho tiempo (o nunca más) si ya no se dirigía a ella, pero se resignó a esa posibilidad, suspirando con la paciencia y el alivio espontáneos que siente una persona cuando logra liberarse por fin de cadenas afectivas perjudiciales y de ansiedades tan tóxicas.
La calma se hizo de pronto, milagrosamente, con la suavidad del arco iris que gana metros de cielo a la tormenta.
Se inclinó sobre la montaña de papeles arrugados y con mucho cuidado hizo que el fuego silencioso y purificador los devorara con su implacable zarpazo rojo.
Decidió sumar a esa pequeña hoguera todos los sentimientos que tuvieran que ver con aquel torturante amor y destruirlos junto con el papel.
Fue entonces cuando se dio cuenta de algo: Ella jamás le había mandado una carta.
No tenía nada de ella para quemar… salvo su recuerdo.
Concluyó que ese detalle no revestía mayor importancia, porque al fin y al cabo, cuando transcurrieran unos pocos minutos, sólo habría una torre homogénea, gris, tibia y volátil, sin testimonio ni registro de aquello que había sido antes de convertirse en un montón de cenizas.
Con un leve giro, que equivalió a una estocada, le dio la espalda a la improvisada pira, que ya estaba cediendo en intensidad, y salió de la habitación en búsqueda del aire puro de la calle.
Después de todo, como dijo el más grande:

no hay otra venganza ni otro perdón, que el olvido.


en FIN...

Entradas populares de este blog

OBRAS (IN) COMPLETAS - libro de poemas

 NUEVO LIBRO DE POEMAS  ❤ P ARA ACCEDER A LOS TEXTOS HAGA CLICK AQUÍ: OBRAS (IN) COMPLETAS    ARG,  febrero de 2023

POEMA REDUNDANTE

¨Es mejor ser rey de tu silencio, que esclavo de tus palabras¨ William Shakespeare Mule City,  25 de junio de 1612 ______________________  I ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué más podría escribir que todo lo que te he escrito…? ¿...? Va casi un lustro, y es claro que no se ha inventado el río capaz de apagar el fuego, cuando ese fuego es divino. Que no hay tormenta ni obstáculo, pantano, muralla, sismo que logre desenraizar la fibra de este amor mío. Un árbol que mal nació intrincado y retorcido, no siempre amaina su fuerza por haber errado el tino; al contrario, más se prende, multiplicando los bríos y extendiendo sus raíces a niveles infinitos. II ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué podría sorprenderte…? ¡Con todo lo que te he escrito! ¿...? No he escatimado recursos, imágenes, cartas,  libros, sitios web, redes sociales, para mostrarte con signos, mi franca moción de entrega, mi volcán de desatinos, mi corazón en bandeja, mi vendaval

UNA EXCEPCIÓN

  Yo que a nadie denuncio. Yo que no rezo. Que no pongo las manos en el fuego. . Yo que en nada milito. Yo que no apuesto ni vida ni tesoros a ningún credo. . Yo que marcho en contrario a los supuestos. Yo que hago apología del desacierto. . Que en la lid de los héroes no aspiro a un puesto. Que si veo Molinos no los enfrento. . Que en las tierras del justo no hago cimientos. Y que olvido las líneas del padrenuestro. . Yo que escondo la mano. Y no doy el ejemplo. Y no impugno ni afirmo. Y no corro, ¡vuelo! . Que abandono en mitad de la guerra a mi ejército. Y que niego tres veces, como Pedro. . Que trafico emociones a sobreprecio. Que jamás me pronuncio ni me juego. . Que no tengo bandera. Ni conciencia. Ni méritos. Pongo el dedo en los clavos y no creo. . ¿ Y si juro que sumo ? ¡ Resto ! . ¿ Y si digo que voy ? ¡ Vengo ! . . Yo, vacía de gracia. Yo que no intento modificar el mundo, ni protegerlo, . . hubiera dado todo 《lo que no tengo》 por oír(te) decir(me) Te quiero. . . . . . . . .