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ESA VIEJA COSTUMBRE DE ADORARTE


Son los viejos amores
Que están adentro
Siempre latiendo
Aunque no los nombres.

L.GIECO



I
De la vieja costumbre de adorarte,
guardo un mapa (del sur) que se embarró,
una flecha (a tu nombre) que falló
y un caballo (cansado) de marcarte.

Un disfraz del Quijote (sin la espada).
Un motor a inyección (que no da más).
Unos celos que (al fin) duermen en paz.
Y un papel con (tu) letra borroneada.

Un oficio (gratuito) de firmarte
cada verso y la estoica cuadratura
de este gris monitor (que sin premura)
ya ha agotado su afán de provocarte.

Toda lava interior pierde energías
cuando entiende que se ha cortado el tiento,
y en su avance, se arraiga al desaliento
a medida que el tiempo suma días.

Como un fuego integral, se muere lento,
bajo un mar de razones y valías.
(Yo recuerdo que siempre me decías
que me abstenga de hacerte un juramento…)



II
Y en la vieja costumbre de adorarte,
también guardo tres cajas de ternura,
un estuche de sol con la tortura
de tu ausencia, y el vicio de soñarte.

Como el loro en su jaula, que por viejo,
va perdiendo las plumas, no las mañas,
esa antigua costumbre es tan extraña
que te vive acechando en el espejo.

Los amores que ¡a más hondo se animan…!
son aquellos que apenas si rozaste,
son aquellos que nunca te olvidaste,
son aquellos que ya no te lastiman.

Es nostalgia, que aún sin amargarte,
no es tan fácil sacártela de encima,
no te choca de frente, no te intima,
pero tiene el tupé de emocionarte,



¡igualita, che… !

a esa vieja costumbre de adorarte.

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POEMA REDUNDANTE

¨Es mejor ser rey de tu silencio, que esclavo de tus palabras¨ William Shakespeare Mule City,  25 de junio de 1612 ______________________  I ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué más podría escribir que todo lo que te he escrito…? ¿...? Va casi un lustro, y es claro que no se ha inventado el río capaz de apagar el fuego, cuando ese fuego es divino. Que no hay tormenta ni obstáculo, pantano, muralla, sismo que logre desenraizar la fibra de este amor mío. Un árbol que mal nació intrincado y retorcido, no siempre amaina su fuerza por haber errado el tino; al contrario, más se prende, multiplicando los bríos y extendiendo sus raíces a niveles infinitos. II ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué podría sorprenderte…? ¡Con todo lo que te he escrito! ¿...? No he escatimado recursos, imágenes, cartas,  libros, sitios web, redes sociales, para mostrarte con signos, mi franca moción de entrega, mi volcán de desatinos, mi corazón en bandeja, mi vendaval

UNA EXCEPCIÓN

  Yo que a nadie denuncio. Yo que no rezo. Que no pongo las manos en el fuego. . Yo que en nada milito. Yo que no apuesto ni vida ni tesoros a ningún credo. . Yo que marcho en contrario a los supuestos. Yo que hago apología del desacierto. . Que en la lid de los héroes no aspiro a un puesto. Que si veo Molinos no los enfrento. . Que en las tierras del justo no hago cimientos. Y que olvido las líneas del padrenuestro. . Yo que escondo la mano. Y no doy el ejemplo. Y no impugno ni afirmo. Y no corro, ¡vuelo! . Que abandono en mitad de la guerra a mi ejército. Y que niego tres veces, como Pedro. . Que trafico emociones a sobreprecio. Que jamás me pronuncio ni me juego. . Que no tengo bandera. Ni conciencia. Ni méritos. Pongo el dedo en los clavos y no creo. . ¿ Y si juro que sumo ? ¡ Resto ! . ¿ Y si digo que voy ? ¡ Vengo ! . . Yo, vacía de gracia. Yo que no intento modificar el mundo, ni protegerlo, . . hubiera dado todo 《lo que no tengo》 por oír(te) decir(me) Te quiero. . . . . . . . .